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 ¿Quién dijo que la vida real no inspira?




No lo dudaba, éste sería un Año Nuevo distinto. Tras intensos doce meses en que había vivenciado todos los condimentos, podía concluir que los sucesos positivos, habían superado, por lejos a los otros, esos que uno prefiere dejar atrás y asignarles un cómodo lugar en el olvido.

Allí estábamos, levantando las copas de Ananá Fizz y de juguito, para la menor de la familia, a la hora cero. Turrones, garrapiñadas y demases calóricos clásicos se compartieron alrededor de la mesa, entre abrazos presenciales y audios mediante los teléfonos.

Todo muy normal, sí, como cada primero de enero a partir de la medianoche.

Al instante menos pensado, "pum", los ruidos se disiparon y nos quedamos completamente a oscuras. Luz de emergencia de por medio, y conectando los datos móviles, recibo mensajes por un grupo de Whatsapp anunciando que en mi edificio también se había cortado, así como en media Capital más.

Emprendimos el camino a mi hogar por las calles totalmente oscurecidas, lo único que se mantenía con luces eran los semáforos y los pocos autos que pasaban en la primera media hora del (paradójicamente) flamante nuevo año. Al llegar a la puerta, un hombre nos comenta que a varias cuadras de allí, una persona había activado unos fuegos artificiales que habrían impactado en unos dispositivos eléctricos y esto precipitó un apagón en varias zonas, lo cual, le generó unos interesantes adjetivos hacia él, proferidos por los vecinos que le saludaban por las ventanas y balcones.


Los siete pisos por escalera, nos aguardaban para subir a desenchufar, primeramente, la heladera. Mis sandalias de plataforma, me obligaron a descalzarme para avanzar más cómodamente; a pesar de no ver demasiado pude comprobar que, el encargado, había hecho un gran trabajo de limpieza. 


Recordé al llegar que el primer día del viejo año, también había sido cortado el servicio en la primera hora, pero retornó rápidamente.

Mensajes iban y venían de varios amigos y conocidos de distintos barrios que estaban en la misma situación.


Pasados noventa minutos, con la mirada perdida en la vista panorámica de la ventana,

empecé a notar estruendosos bocinazos y gritos de celebración, rememorando el reciente festejo de nuestro país saliendo campeón en el Mundial de fútbol. Melodías musicales de canciones alegres a un fuerte volumen, impactaron mis oídos. Me imaginé, con expectativas, lo que sucedería en pocos segundos más, y no fallé.

Por un momento, el motivo original del festejo, fue desplazado por la algarabía de recuperar la energía eléctrica.



Jazmín Sevilla

01/01/23


PD: ¡Feliz Año Nuevo !

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